Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón, pensó mientras coloreaba sus carnosos labios de un rojo intenso. Atrapó sus rizos con un pañuelo haciendo un lazo en la frente, para dejar al descubierto unos rasgados ojos verdes, tan bellos como traidores. Dispuesta a engatusarle, dio un beso al airemirándose en el espejo, antes de salir taconeando de su desangelada habitación.
-Esta vez, no perderé mi oportunidad- se dijo- Me voy, mi linda Cuba. Aunque te llevaré siempre en mi recuerdo-.

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