«¿Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón?» sonaba
bien el último verso de su poeta favorito;
ojalá su talento alcanzara para escribir mientras laburaba
no es fácil mantener el estatus y las deseos de ricos,
sobre todo ahora que en por el mismo sueldo se solicitaba
limpiar el tacho de basura y echar alcohol sobre el vidrio
de la mesa de atención al público, mientras soñaba
ser un talentoso poeta, de esos que firman libros.
Neruda, Juan L. Ortiz, Alberti, Serrat, Sabines anhelaba
ser un eslabón del engranaje y no poder escribir: ser un pobre tío.
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