Suavizando el dolor

Suavizando el dolor

Ele

15/03/2020

Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón mientras yo seguía en Madrid, intentando olvidarlo. El yoga y la acupuntura no me habían ayudado. Tampoco quemar sus recuerdos a la luz de la luna. Pero por fin tenía la solución. El timbre de la puerta sonó y llegaste tú, envuelto en papel celofán. He de reconocer que el tacto de tu piel no parece muy real, pero eres muy atractivo. Te sonrío y me devuelves la sonrisa. Perfecta. Ven, siéntate junto a mí en el sofá y hablemos. En la tienda me dijeron que tu conversación era muy interesante.

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