El veintidós es ya historia. Mi sueño de niña era poder viajar sin descanso. Vamos a por el veintitrés. De ciudad en ciudad y de país en país. Cuidado con el treinta y cuatro. Y cuidado con los sueños que se cumplen. El cincuenta y siete aun no está libre. Vivir en un viaje permanente puede no ser lo que creías. Después del sesenta y siete tomamos un café. Ahora ya es demasiado tarde, embarcada en un crucero sin fin, pero para limpiar los camarotes de los demás. Viajar sin descanso.

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