Suena el reloj,
veo como caen las pirámides a mi alrededor,
los acertijos inconclusos en mi cabeza por fin cobran la palabra,
y cae todo en mil pedazos…
Con fervor hierbe la sangre,
todo se mancha de color,
los espacios vacíos reclaman mi nombre,
entre gritos y horror,
me veo inmóvil frente al espejo,
como cae la cascada al suelo,
y los trozos pequeños por fin se vuelven una obra gigantesca,
recordando lo que en algún momento se sentía ser inmune,
recupero la fuerza,
regreso de vacaciones,
y me enfrento a mi mayor temor;
yo.
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