El veintidós ya es historia para esta peregrina, ahora solo queda seguir, no sirve de nada recordar lo sufrido ayer si no le impulsa a continuar hoy. El cuerpo le advierte las consecuencias de largas horas de recorrido, la espalda se resiente por el peso y el alma en ocasiones se evade. Pero no cavila rendirse, no ha llegado hasta aquí para disfrutar del final del paisaje desde un autobús. Sale del frondoso bosque topándose con el siguiente mojón, el cual le indica que quedan tres kilómetros para llegar a su destino. El kilómetro cero le grita que ha llegado.

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