Día de suerte número veintitrés.

Día de suerte número veintitrés.

El veintidós ya es historia— dijo entre dientes.

Sentí su aliento a muerte y odio.

Su mirada inquisitiva buscaba complacerse con el temblor de mis esqueléticos ojos.

El ejecutado había caído en la fosa común junto a otros cadáveres.

Limpió la sangre de su mano en la estrella de mi chaleco.

Giró nuevamente el cargador del revólver con tres balas.

—Veamos anciano, ¿cómo está tu suerte el día de hoy?

Disparó a mi rostro.

¡clic!

Sonrió decepcionado.

—Día de suerte número veintitrés—dijo alejándose.

Al verlo devolverse apuntándome, alcancé a escupir su rostro antes de que me apresara el infame sepulcro.

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