El veintidós ya es historia.
-Destruye este templo y lo reconstruiré en tres días. Ven el veinticinco- me dijo Don Palabras y prometió quitar el pecado del mundo e instalar vigas en mis ojos.
-Dadme cestas y las inundaré de hambre- clamaba con la indiferencia propia de un trotamundos. Luego me hacía sonreír y me contaba historias de sus viajes por el Mar Muerto y el Mar Vivo rescatando doncellas y peleando con Dios para alimentar lobos, respectivamente.
-Amarás al prójimo como a ti mismo y serás vampiro- se burlaba, sabiendo de mis excrecencias y de mi cilicio de tormento.
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