El veintidós ya es historia, hoy comienza el dos mil veintitrés y nada ha cambiado, seguimos caminando, huyendo del agua que avanza de manera constante, al menos su ritmo de subida se ha estabilizado.

Desde aquí atrás veo el grupo, sorprende lo que aguanta el ser humano cuando su vida está en juego. Lástima no haber hecho caso de las señales que nos indicaban que estábamos acabando con el planeta.

Avanzamos, y no me atrevo a confesarles que es mentira, que en la cima no hay ninguna granja donde podremos sobrevivir, ¿cómo decirles que esta caminata es nuestro último viaje?

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