Ochenta y cinco noches, ochenta y cuatro días.

Ochenta y cinco noches, ochenta y cuatro días.

Marta Saínz Puig

07/03/2020

El veintidós ya es historia. Me vuelven las escenas, su olor a vino rancio que desprendía.

Su sudor goteando de su frente hasta su mentón.

Ochenta y cinco noches, ochenta y cuatro días metida en ese zulo. Sin luz, desnuda, sin agua. Me sudaba el alma, las entrañas.

Bajó para abofetearme. En un descuido pude ver un resquicio en la puerta. Sin fuerza alguna me cubrí mi cuerpo desnudo con una asquerosa manta mojada. Y, salí, con mi única esperanza, escapar.

Corrí tan de prisa. Con el corazón hecho trizas.

Leí, con los ojos llorosos, estación de Amberes. Acabó todo.


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