A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir, recuerdo que me jactaba durante años, con sorna.

– … y las micciones, son normales?

Emerjo de mi bruma, incrédula. El veterinario entorna los ojos y me mira como con perspectiva. Me está calibrando. Yo le devuelvo la mirada, pero hueca, para terminar de afianzarlo rápidamente en ese pensamiento que se abre en su cabeza sobre mi evidente falta de intelecto, y poder volver cuanto antes a mi silencio cómodo y a mi nebulosa. Julia nos observa con aburrimiento. Este trayecto tendrás que recorrerlo tú sola, bonita.

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