A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir, chéri. Hagamos recuento de las malgastadas: la primera la perdí cuando fui detrás del ratón que cruzó la carretera. El camionero ni se inmutó. La segunda fue una estupidez: sabía de antemano que era un salto imposible, pero aún así lo intenté. Los siete pisos dictaron sentencia. La tercera fue el tiro del cazador. La cuarta, el veneno en el pescado. La quinta, el puto riñón. La sexta… no me acuerdo, pero está contabilizada. Cariño… ¿cuántas vidas dices que tenemos? Es que ese chucho me está mirando de una forma…

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