Aesta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir me decía mi abuelita susurrándome al oído mientras me abrazaba fuerte contra su pecho. (Me encantaban esos abrazos, eran tan cálidos!) . Del mismo, sacaba un monederito raído por el tiempo cogiendo una moneda que me la metía hasta el fondo del bolsillo de mi pantalón a la vez que me susurraba… Laura guárdala en la hucha para que cuando seas grande me lleves de viaje a Roma!. Me decía con su sonrisa desdentada. (Siempre supiste que no llegarías a acompañarme…) Pienso mientras tiro una moneda a la Fontana de Trevi.
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