A esta gatita aún le que quedan muchas vidas por vivir; le escuché decir cuando le insinúe que entrara al agua, después de todo había sido su idea este viaje. El mar estaba encabritado y el cielo negro presagiaba la tormenta.
–Me parece que tendremos que refugiarnos en el hotel, propongo un vinito y vemos alguna película, ¿no te parece mi gatita linda? –le dije.
Un miauuu seguido de un gesto felino, fue su respuesta; suficiente para saber que la tormenta y la película podían irse al infierno.
Su respiración se transformó en dulce melodía.
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