A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir, eso es lo que pensaba mientras se lavaba las manos intentando borrar los rastros de sangre. Se miró en el espejo y se aplicó un poco de corrector en el cardenal que ya se empezaba a hacer evidente bajo el ojo. Después de un último vistazo se dio el visto bueno y salió del cuarto de baño, recogió el bolso de la silla y comprobó que el billete de avión y el pasaporte estaban dentro. Miró por ultima vez el cuerpo inerte sobre la cama y salió dando un portazo.

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