A esta gatita aun le quedan muchas vidas por vivir, dijimos al momento de rescatarla. Tenía la piel rasgada, producto del roce con alguna alambrada, cuando huía.

La llamamos Deq en honor a Lía Dequel, protectora incansable de gatos. Durante el camino a Roma, Deq recobraba la confianza al sentirse cuidada. Lo mejor vendría luego; su nuevo hogar sería la Torre Argentina, aquel famoso templo romano, donde asesinaron a Julio César y también donde otrora los felinos iban a aullar sus penas producto del abandono y que hoy es «el Santuario de los gatos protegidos».

Un lugar para dos historias….

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