«A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir»
Dijo en un suspiro que se olvidó de todos nuestros incógnitos momentos juntos. Y se fue, con muchas historias por contar, con muchas lágrimas anónimas. Parecerá mentira, pero valió la pena mirarle ir, porque en ese segundo de vida que se escapaba de mi, volví a dormir tranquila y me desperté con ansiosos deseos de bailar. ¿Soñé? que mis respuestas eran confundidas con besos, y que el mar azul voló al cielo y cubrió sus nefasta despedida. Se convirtieron de mi, falsas esperanzas y latidos compartidos.
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