Te regalé una bonita sonrisa de Joker, me miraste rara; sabías que pasaba algo malo. Cuando te maniaté manos y pies, empezaste a gritar.¡Maldita sea! Conmigo no puedes gritar, te diste cuenta cuando te atravesó mi cuchillo en el estómago.

Justo ahí te vi tan asustada pero a la vez feliz, fue como que te salvé indirectamente de esta vida cruel. Desde esa noche no puedo seguir viajando de día, ver tu cara; me dio satisfacción.

Ahora sigo viajando de noche y matando gente. Lo siento pero es mi realidad.

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