Te regalé una bonita sonrisa de Joker. Nunca pensaba que estaría en esta situación; en un tren rumbo a París con una chica que apenas conozco, cubierta de sangre.
Mi novio, mejor, mi exnovio, nunca quería llevarme a ningún sitio ni descubrir nada nuevo. No le atraía lo distinto, ni un poco. A mí, por lo visto, bastante más de lo que pensaba.
Y aquí estamos: tú y yo en el baño. Supongo que siempre me habías puesto un poco.
Miro la cara colocada entre mi entrepierna. Entre risas, me dices:
-Oye guapa, espero que tengas compresas en la maleta.
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