Te regalé una bonita sonrisa de Joker después de entregarle el boleto al chofer.
Subí al micro sin mirar atrás. No quería ver tu cara llena de falsa angustia y facciones desorbitadas.
Era el viaje que había estado esperando los últimos años.
Me quedaban muchas horas de ruta. Unos buenos kilómetros para borrar de una vez y para siempre la soledad y el hastío que había experimentado al lado tuyo.
Era el principio de una nueva vida.
Estaba en el portal de la esperanza y de lo desconocido.
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