Te regalé una bonita sonrisa de Joker y me alejé rápidamente de la pista de baile. No podía soportar tener que danzar por enésima vez, Paquito chocolatero, en la fiesta del crucero por el Nilo. Acomodado en un sillón y resguardo por la penumbra te observé hasta que un dulce sopor me venció.

-¡Vamos dormilón, hemos llegado! Abu Simbel nos espera- me susurró, ella.

Abrí los ojos y exclamé colérico.

-¡Se acabó Nefertari!

-¿Que se acabó? Ramses – preguntó

-Si quieres visitar «tu templo», vendremos en la faluca real. Éste, es el último viaje que haremos en un crucero turístico.

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