– Te regale una bonita sonrisa de Joker con la tormenta encima- le dije a mi vieja mientras recorríamos la cordillera.

Ella manejaba, yo hacia malabares para servir mates en medio de la oscuridad.

ambos estábamos emocionados al atravesar la ruta tormentosa.

No lo suficiente para frenar.

El mate solo freno con el olor a pasto quemado. En la oscuridad no pude encontrar nada excepto una nube con reflejos naranjas que en un principio sospechamos era nuestra llegada a la ciudad. A pocos kilómetros vimos fuego devorando pasto a metros de la ruta.

Yo aterrado, mi vieja maravillada por todo

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS