Te regale una bonita sonrisa de joker. Tu cara se iluminó. El resplandor , acaso fue la primera y la mejor expresión de tu alegría. Extendiste una mano hacia mi con el puño cerrado. La frenaste a la altura de mi corazón. Allí , quedó por unos instantes. Luego , se abrió y soplaste cual magia. Mi corazón salió del pecho al encuentro de tu mano.

Fue el día que , los dos jugamos con las mejores cartas. Que no tenía nadie. Las nuestras. Únicas.

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