Te regalé una bonita sonrisa de Joker, de esas que no sabes quién es el verdadero psicópata. Mis ojos desquiciados te veían mientras nos acercábamos al fin de nuestro viaje. Y aunque lograste dejarme sin alma volvería a repetir nuestra maniática y frenetica historia de amor o como le quieras llamar y en nuestro último suspiro me dijiste: Yo ni loca volvería a ser tu Harley Quinn.
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