Te regalé una bonita sonrisa de Joker y me miraste con cara de poker. Cerraste los ojos. Estabas esperando que alguien te salvara del tedio. No te lo han dicho, pero lo sabes. Nadie es capaz de soportar la mirada de una mujer aburrida, que te mire con los ojos bien abiertos, mientras viaja sentada en un automóvil de alta gama. Continuamos en silencio. Al cruzar la frontera, el control policial nos detuvo para pedir documentos. Tu desgano se esfumó cuando te dijeron que no podrías salir del país porque tenías el pasaporte vencido.

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