Te regalé una bonita sonrisa de Joker, era lo mínimo que podía hacer después del tenebroso viaje que nos llevo a esta tóxica relación.
Ninguna escapada de fin de semana hubiera podido cambiar el dolor y la desesperación de tu mirada intentando gritar desde el fondo del pozo.
El juego se me fue de las manos.
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