Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro, que esto también sería juzgado y cuestionado por la familia y el trabajo. Yo muerta de miedo solté el volante y me tapé la cara con los brazos. No quería ver cómo acabaría el desastre.
Llevaba meses escuchando un ruido distinto en el vehículo, cada vez que giraba el volante. Le llevé a un par de talleres creyendo que sería una rótula, una correa; y nada. Debió ser porque soy mujer.
Todo ocurría mientras de fondo se escuchaba la canción de «Maniac», su powersong de cada mañana.
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