Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro que todavía lo podía conseguir. Apenas me separaban unos kilómetros del Reform Club y no estaba dispuesto a perder la apuesta por un estúpido accidente. Si no ganaba mis amigos se repartirían mi fabulosa colección de más de mil objetos de Star Wars, y eso no lo podía consentir. Ni el terrible dolor de cabeza ni la sangre que me cubría medio cuerpo iban a impedir que terminara con éxito, en solo veinte días, el mismo viaje que realizó Phileas Fogg. Aunque sea en ambulancia llegaré antes de las doce.

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