Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro que no llegaría a frenar, mis pies no alcanzaban a los pedales, mis manos resbalaban en el volante, todo mi cuerpo se estremecía en una mezcla de emoción e impotencia, eso me desesperó. Mi ansiedad superaba mi habilidad automovilística.
Muchos lloraron allí, yo, aceleraba para tocarte.
Siempre me había generado curiosidad y no veía la hora de estar ahí, de vivenciar lo que otros habían relatado al estar frente a él:
Muro histórico, en el que las tres religiones monoteístas confluyen.
Muro iluminado, muchos se emocionaron y yo, simplemente te soñé.
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