En la línea de salida

En la línea de salida

Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro que no podía estar pasando. Minutos antes yo estaba echando una carrera en aquel circuito de karts contra Manuel, once años trabajando juntos. A mi lado en la línea de salida, y sin mediar palabra, me había dirigido la más funesta mirada que haya recibido nunca. Aceleró, me sobrepasó y dio tres vueltas a una velocidad infernal para acabar contra el muro de cemento que separaba el otro carril. Cuando fui corriendo a socorrerle, solo acertó a quitarse el casco y decirme con su voz aflautada: siempre te he querido, idiota.

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