Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro , con el vehículo repleto con mis dos principales acreedores, mi ex mujer y mi profesor de Literatura del Instituto ( que nunca supo apreciar mi innegable talento) , que pese a no tener al corriente la póliza de la compañía de seguros, no iba a tener que preocuparme por nada. “Nuptias non concubiti, sed consensum facti “
Sólo eyectarme a tiempo consumía esos microsegundos finales al impacto.
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