– Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro que solo tu mirada, tu aliento, seguir siendo partícipe de tu risa, podría haberlo impedido.
Tú me hacías ser feliz, solo contigo era consciente de mi existencia y solo por ti aguantaba en este infierno.
Me habría encantado verte crecer y ser una mujer adulta.
Pero mereces alguien mejor, y yo solo soy una mujer adicta a la heroina, con un marido maltratador, y sin valor para dejar ninguna de las dos cosas.
Te deseo suerte en tu nuevo hogar. Se despide, tú madre que nunca pudo serlo. –
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