-Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro-

Recordando aquel corazón maletero donde solo cabía su sonrisa…

Justo antes del ocaso mire al «Tipejo» ya no parecía tan perverso, estaba asustado e indefenso, aferrado a la esperanza de que el Parachoques sirviera de algo, y lo vi… y ya no era un tipejo asqueroso, era sólo mi ¡conciencia!… perversa, fría y en ocasiones ignorante. La quería ver muerta.

Yo, Aferrada a una vida, errante, solitaria…

Y… ¡¡¡CRASH!!! ¡Así sonaba la muerte, muerte que nunca apareció… Muro de muerte; Atravesado por el parachoques para resurgir en la hermosa Quisqueya!

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