Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro que no era una mala forma de morir. Seguro que las hay mucho peores, me consolé. Tal como había leído en diversas ocasiones, durante esos momentos te da tiempo a ver pasar ante ti, a cámara súper rápida, toda tu vida. La mía duró apenas cinco segundos y había sido una mierda, concluí, pero era la mía, qué carajo. Así que antes de chocar, apreté el botón de propulsión del asiento.

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