Te regalé una bonita sonrisa de joker y tomé el anillo de matrimonio.
El ministro dio su sermón y preguntó. Dije: «Sí, acepto». Tú también ¡Somos payasos!
Te quitaste tapabocas y nos besamos.
Con arrugas y cabellos blancos, demostramos que el amor todo lo puede. Es nuestra tercer ceremonia en 40 años de matrimonio.
Las historias felices tienen algo de tragicomedia.
Esa noche hicimos el amor y partiste para siempre. Llamé a todos nuestros hijos y lloramos a distancia.
El coronavirus empezó por ti en aquel crucero japonés… yo sigo en cuarentena esperando la muerte para volverte a ver.
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