Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro: «¡Es otro sueño!¡Mejor andemos en trenes y buses!»
Sólo allá había colectivos sin guarda, con máquina expendedora de boletos a cambio de moneditas.
Los uruguayos tampoco tenemos subtes. Y vivimos esa experiencia yendo a Buenos Aires.
Para mi hijo, lo mejor. Los fines de semana viajan pocos, entonces, aprovechamos.
Subir en una estación y salir en cualquier parte: Once, Palermo, Constitución…
Recorrer el tren por dentro y el niño junto al maquinista imaginando ser copiloto.
También, caminar por Santa Fe y cruzar una avenida bien ancha como la 9 de Julio.
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