Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro que eso era todo, que mi decisión era acertada, esa terrible angustia llegaría a su final.

En milisegundos pasaron por mi mente tantos recuerdos. Tengo de los malos, por ellos mi desazón. Pero eran tantos los bellos momentos escondidos que afloraron. Mi pie hundió el freno con desesperación.

Entre el paredón y mi coche solo quedaron quince centímetros de distancia. Aferrado al volante respiré aliviado.

Pero el desconcertado camionero no logró frenar a tiempo y mi primer deseo se cumplió a pesar de todo.

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