¡Lástima que los maniquíes no pagan billetes! Exclamó el anciano al ver las hermosas modelos que se encontraban en el mismo vagón de tren que él ¡Una de mis chicas ha desaparecido y la han suplantado por un maniquí! ¡Detengan el tren!
EL tren se detuvo y comprobaron que de las cinco modelos solo había cuatro y una muñeca por lo cual el inspector ferroviario tomó notas en el asunto.
Las otras jóvenes, riéndose, saludaban a la muchacha corriendo afuera.
-¡Nunca dejes pasar el último tren si crees que este viaje no es el correcto para ti! Exclamó el anciano.
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