Lástima que no haya billetes para maniquíes, se quejó en sueños el ciudadano S. que luego soñó que era un maniquí llamado Florencia que soñó que guardaba partes del cuerpo de S. en una maleta y que al despertar no pensó si era parte del sueño de otro, sino en llegar lo mas rápido posible a la estación para no perder el tren. Ya en pleno viaje, mirando por la ventanilla, esbozó su sonrisa sin fin.
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