—Lástima que no haya billetes para maniquíes —dijo Alberta con envidia y odio a su antigua compañera de grado—. Tendrás que viajar en el tren de carga, si es que quieres llegar.
Eleonora tenía que llegar a Madrid para su presentación en el Salón de la Moda, donde se jugaba su futuro.
—Si es así, dame un billete de ida a Madrid, me largo de este mugroso pueblo.
—Vagón 9, plataforma B, en dos minutos— le espetó socarronamente Alberta.
Presurosa lo abordó y puntualmente el tren de la noche partio sin escalas.
Su destino: Puerto de Cádiz.
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