Lástima que no haya billetes para maniquíes. Me di cuenta el día que, la vidriera estaba vacía. Entré y quedé allí. Llegó alguien y acomodó las cosas. Una y otra vez, ignoró mi presencia. No podía hacerme notar.

El hombre terminó el trabajo y se fue. Cerró la vidriera y permanecí dentro. A las horas, me sacaron de ahí y nadie dijo nada del pago de lo trabajado. Tampoco lo depositaron,

en bolsillos inexistentes, en una moneda desconocida hasta ese momento. ¿ Quien sabe cuándo , dónde , monto y denominación de la misma ?.

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