Lástima que no haya billetes para maniquíes, me gustaría ver las caras del resto del pasaje cuando me vieran ahí sentada, por supuesto en primera clase, como corresponde a alguien de mi categoría, ropa exclusiva, boutique de lujo.
No soy idiota, sé perfectamente que un muñeco de fibra de vidrio nunca podrá viajar, de hecho tampoco sé porque estoy pensando estas cosas, lo que sí sé es que nunca podré conocer ninguno de los sitios que veo en el escaparate de la agencia de viajes que han abierto ahí enfrente, pero al menos las fotos son bonitas.
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