Lástima que no haya billetes para maniquíes! Otra vez vuelve a ocurrirme, un amor sin destino. Giro para despedirme, pero siempre me miras con indiferencia, ni me abrazas. Tomo tu fría e inerte mano y te dejo postrado en la esquina más próxima que encuentro. Me voy. Justo al final del pasillo vuelvo y te miro, pero ya no estas. Al fin y al cabo, que puedo esperar de alguien sin corazón .

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS