Lástima que no haya billetes para maniquíes, tendré que buscar la forma de solucionar ese problema. He tenido una idea fabulosa. Voy a instalar una máquina expendedora de acompañantes en estaciones y aeropuertos. De manera que aquellos que tengan el infortunio de viajar solos, por un módico precio, podrán obtener un compañero. De esta forma, el trayecto resultará más agradable compartiendo las incidencias que van sucediendo a lo largo del itinerario, además, resulta ideal para los momentos difíciles, cuando precisemos una mano amiga que apretar, y lo más importante, serán capaces de realizar todo el recorrido sin pronunciar palabra.

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