Lástima que no haya billetes para maniquíes en este tren lleno de ilusiones. Parece que va a partir. La banderola a punto de bajar. Y el monigote que no sabe dónde ir. Lástima que no haya billetes para maniquíes que me dejen llevar mi parte inerte al otro lado del desierto. Donde no hace frío. Un ser sin corazón es solo un muñeco. El consuelo y el amor regeneran el alma.
Lástima que no haya billetes para maniquíes que me den oportunidad de reencontrar el sendero. Allí estan los cargadores de almas. Insuflan vida y amor a los cuerpos vacíos.
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