“Lástima que no haya billetes para maniquíes”, dijeron en la agencia, “Si se tratara de una mascota, no habría problema”. He argumentado que eres más que mi mascota, el agente ha disimulado una risita guasona, Insistí diciéndole que eres glamurosa y que has lucido las mejores galas de la moda internacional. He omitido explicar “lo nuestro”, no entendería que el “flechazo” se remonta a la inauguración de la boutique y te instalé en el escaparate. No puedo dejarte, ya sabes; cierro por jubilación. Sola te enfrentarías a un futuro incierto. Decididamente vienes conmigo, te meto de polizón en el barco.

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