SANTO DOMINGO DE GUZMÁN II

SANTO DOMINGO DE GUZMÁN II

Lástima que no haya billetes para maniquíes ni para tallas de santos. Mi relato anterior terminó donde este, su homónimo, me encuentra: frente a un Salcillo. Lo demás lo atribuyo a mi sistema límbico. No me costó arrancarlo de la peana. El mismo Hermes condujo mis pies hacia la salida del museo. Sorteé airosa obstáculos animados e inanimados. Oía los gritos y las alarmas. Yo sólo corría. Y corrí y corrí abrazada a mi santo, pero no encontré billete para él y tampoco pude meterlo en mi maleta. En mi maleta no cabe casi nada.

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