Lástima que no haya billetes para maniquíes. Así pues, debo dejarte destartalada, por piezas, sobre la silla de la Gare du Nord.

Mi destino es Alsacia. Tal vez sea una experiencia sensorial- me dijo Mathieu. No sin ti, susurro en tu oído inerte.

Subo al tren y te vas alejando de mi lado. Mis ojos húmedos te despiden.

Me acomodo en el asiento. Una sonrisa maliciosa nace en mis labios. Estrasburgo es la ciudad del saber vivir.

-Al fin soy libre ¡De algo tendría que servirme ser actor!

-¡Encontraré otro maniquí! Pienso apoyando la frente en la ventanilla del vagón.

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