En esta maleta no cabe casi nada. Era pequeña y amarilla, con flores y dinosaurios estampados. Sólo un par de mudas, una camisa y un pantalón. Lo acordado en el Convenio, aunque no podía dejar su T-Rex de goma a riesgo de recibir alguna mirada de reproche. Click. Otro fragmento de mi se perdía con ese sonido. Cada quince días y con cada cierre de ese pequeño equipaje un trozo de mi vida se iba por el desagüe y no volvería jamás.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS