—En esta maleta no cabe casi nada. —Sulfuraba Marcos mientras aplastaba la ropa para que las cremalleras pudiesen besarse.

—Si hubiésemos ido a un lugar de sol y playa solo hubiésemos necesitado cuatro trapos —dijo ella dándose la razón a antiguas disputas por el destino de verano.

—Me gusta el frío en verano, me hace pensar que no todos vivimos la misma vida al mismo tiempo.

—Prefiero estar bien cerca del calor del Lorenzo.

—No podrás negarme que esto es irreemplazable. —Marcos corrió la cortina dejando al desnudo la imagen de los Fiordos de Noruega.

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